Al cabo de muchas terapias me he dado cuenta de algunas observaciones interesantes. Una de ellas es que en muchas ocasiones (en mayor o menor medida…) las personas suelen presentar una baja autoestima. Esa tendencia es bastante evidente cuando se analiza el tipo de trato consigo mismo a nivel cognitivo.

Os invito pues, a que también reflexionéis al respecto, observando en vuestros pensamientos y creencias qué tipo de diálogo cognitivo manifestáis con vosotros mismos/as. Es decir, podrías observar los siguientes aspectos y estaría bien que nos comentaseis algunas de vuestras observaciones: -¿En qué tiempo verbal os decís las cosas?; -¿En primera, en segunda o en tercera persona?; -¿Qué cosas os decís cuando realizáis algún error?; -¿Os reforzáis cuando realizáis actividades que os habéis sentido bien?

Como terapeuta he observado varios patrones cognitivos del habla con uno/a mismo/a. Por ejemplo, la mayor parte de personas que manifiestan una tendencia en tener baja autoestima, suelen manifestar un trato autoexigente, despreciativo, inseguro, triste, e incluso en ocasiones el trato puede ser maleducado e insultante. En este tipo de perfil la utilización de “hablarse en segunda persona” es muy habitual. Las expresiones en segunda persona como si se hablase con otra persona, provoca que “el YO quede más dividido” a nivel inconsciente. Acentuando de esa manera el trato autoexigente y fomentando la división del YO. Cabe decir que las expresiones en segunda persona (como si se hablase con otra persona: “tienes que hacer esto”; “qué mal lo has hecho…”), provoca que el YO quede más disociado (no unificado y más desintegrado), y en consecuencia genera una ansiedad constante y automatizada. Es como si la persona hablara con otra persona, siendo ella misma. Y aunque parece una trivialidad (que no lo es), la persona inconscientemente se comporta consigo misma de forma dual, fomentando de esta manera el trato autoexigente, y en cierta manera contribuye a una progresiva y mayor desintegración del YO.

También hay algunas personas que se hablan en tercera persona, y es más habitual en aquellas que la esfera afectiva queda más desvinculada del YO, y se manifiesta un trato consigo misma más impersonal, “cómo si no fuera con ella”. Vean pues el siguiente testimonio de Ágata:

“Me funciona eso de hablarme en primera persona, porque tengo la sensación que no tengo una voz diciéndome lo que tengo qué hacer. Ahora siento que soy YO, que tengo las riendas de mi vida”

Ágata (“Viaje al interior de uno mismo”. Espel, G. 2014):

Estos patrones observados de diálogo consigo mismo son orientativos. Eso no quiere decir que todas las personas que tienen autoestima baja se hablen en segunda persona, aunque sí es una observación frecuente, que como psicoterapeuta me ha ayudado a conocer con más claridad los mecanismos cognitivos y afectivos que opera la persona consigo misma.

Asimismo, dentro del proceso psicoterapéutico es muy interesante observar la evolución positiva de la persona en su discurso interior a medida que avanza la psicoterapia. Utilizando unos mensajes de mayor flexibilidad y suavidad. Y eso significa que el propio YO va integrando sus diferentes facetas internas en una sola identidad, adoptando un estado emocional más positivo, sereno y de mayor confianza consigo mismo.

Por otro lado, los tiempos verbales también juegan un papel importante. En el caso de estimular el refuerzo de las acciones positivas de la persona en el momento presente, es aconsejable decirse las acciones de los verbos en presente y/o p. continuo: “yo estoy consiguiendo lo que me propongo…”; “yo me siento mejor día a día…”. De esa forma se refuerzan las conductas del “aquí y ahora”, y a la vez nos estamos recordando a nosotros mismos/as acciones positivas y reales que ya estamos realizando.

“Creo que me he hablado en todas las metas personales, en un principio me hablaba en tercera persona como a una desconocida, como una persona paralela a mí. Después cuando me empecé a conocerme a mí misma, a estar a solas conmigo, a unirme más con la persona que soy, creo que fue cuando empecé a hablarme en segunda persona, y ahora intercalo la primera persona y la segunda”.

Laura

Lo más aconsejable es que la persona vaya aprendiendo a hablarse en PRIMERA PERSONA: “yo me siento, yo voy realizando, yo estoy…”. Ya que de esa manera ayuda a reforzar el propio YO: “la unidad esencial de la persona”, y en consecuencia potencia la capacidad de autoestima: es decir, de sentir bien consigo misma.

En la medida que la persona se observa y es más consciente de la forma de dialogar consigo mismo/a y del contenido del discurso, este se va modificando, convirtiéndose en más flexible y racional, y de esa manera se mejora el trato y tipo de comunicación consigo mismo/a.

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